Una vez te dije que eras como el mar, que te podía ver, te podía tocar pero que también te perdías infinitamente más allá en aguas que nunca, aunque quisiera, podría terminar de navegar.
Y que sabiendo lo abrumador que resultaba tratar de retenerte dejaba abierta esta herida porque era la única manera de, aunque por un poco, tenerte.
Por ello, cada vez que tus tempestuosas olas se acercaban a mí, aunque ardía no podía ser más feliz.
Y esto no lo digo para que te alejes sino para que sepas que mientras más heridas hayan más de ti podré tener y que es la única forma de que yo viva y viva bien.
Porque si decides que no te vas a acercar a la orilla, donde te esperan todas y cada una de mis heridas, te digo que entraré al mar salado y con el riesgo de que me desgarre el alma al intentarlo podría todo ello por ti soportarlo.
Porque si para que vuelvas y yo lo sepa debe permanecer viva la herida ¿para qué sanarla si puedo estarme bien con las pesadillas?
…
Gracias por leer, me gustaría saber de ti y que charlemos noemigotier@gmail.com es un buzón abierto!